Canadá es un país con gran experiencia en gestión del riesgo de aludes de nieve. Su pericia se refleja en el operativo que se activa cada invierno en la Trans Canada Highway o Highway 1. Esta vía, que atraviesa importantes zonas montañosas, registra un espectacular potencial de avalanchas de nieve, muy superior al de las carreteras afectadas por aludes en Pirineos que tan bien conocemos en Arantec.
¿Por qué la Highway 1 es tan significativa cuando se habla de gestión del riesgo de aludes de nieve?
La Trans Canada Highway, de unos 7 000 km, cruza el país de este a oeste. En su recorrido, atraviesa importantes accidentes orográficos como las Montañas Rocosas o las montañas de la Columbia Británica. Estas zonas, que representan unos 40 km de vía, se ven afectadas por importantes avalanchas de nieve durante el invierno. Los puntos que más problemas generan por su altitud son Kicking Horse Pass, Three Valley Gap y Rogers Pass. Esta circunstancia hace que sea necesaria una buena gestión del riesgo de aludes, ya que esta vía soporta mucho tráfico. La responsabilidad de ejecutar esta tarea recae en Parks Canada, que desde 1960 lleva a cabo la operación de control de aludes más grande del mundo.
Con el propósito de explicar la complejidad de este trabajo, nos centraremos en el tramo de carretera de Rogers Pass, por donde, además de la propia calzada, también discurre la vía de ferrocarril de la Canadian Pacific Railway. En esta región, la precipitación de nieve llega a los 15 metros por temporada, con unas 130 zonas de aludes capaces de generar avalanchas e interceptar las comunicaciones.
Un poco de historia
La vía del tren en Rogers Pass fue terminada en el año 1885. En aquel tiempo, el único sistema de defensas frente a las avalanchas eran algunas viseras de madera, inadecuadas e insuficientes. De ahí que en el transcurso de 80 años murieran 200 personas debido a los aludes de nieve.
La tragedia más relevante ocurrió en el año 1910 cuando un alud interceptó la vía del ferrocarril. Mientras un grupo de trabajadores acondicionaba la vía de nuevo, un segundo alud afectó a la zona causando 62 muertes.
El paso por Rogers Pass fue abandonado hasta la década de 1960. Las razones, la magnitud del peligro de aludes, las pérdidas humanas y los altos costes de mantenimiento de la vía. A partir de entonces, se reanudaron las labores de estudio, se estableció un programa de predicción de avalanchas, nuevas obras de defensa y se empezaron a aplicar sistemas de desencadenamiento artificial. Estas medidas permitieron abrir de nuevo la comunicación.
¿Cómo se lleva a cabo la gestión del riesgo de avalanchas hoy en día?
En la actualidad y para garantizar la seguridad pública, en la operación de control de aludes colaboran diversos equipos.
En primer lugar, los predictores de aludes de Parks Canada siguen los episodios meteorológicos y la evolución del manto nivoso. De este modo, se toman decisiones orientadas a mitigar el riesgo mediante explosivos o cierres. En segundo lugar, personal del ejército, que vive temporalmente en la zona, se encarga de detonar las explosiones, provocando aludes que eliminan o reducen el peligro. Los militares tienen 18 localizaciones donde provocan detonaciones con cañones móviles Howitzer de 105 mm. En tercer lugar, el personal encargado del mantenimiento de carreteras limpia la vía para poder reabrirla al público lo antes posible.
La carretera dispone también de obras de protección tales como 7 viseras y redes anti aludes en las zonas de salida, además de 2 túneles que protegen la vía de tren. La combinación de estas medidas permite mantener la carretera abierta y segura la mayoría de días del invierno.
Mejoras llevadas a cabo en los últimos años
En los últimos años se están acometiendo diversas mejoras. Así, se disminuye al máximo el tiempo de cierre y se aumenta la seguridad de los trabajadores. Algunas de las iniciativas son:
- Instalación de una red de detección de aludes. De este modo, se recoge información de actividad de aludes en tiempo real. Consta de los siguientes elementos:
- Sistemas de detección de la actividad de aludes por infrasonidos. Se sitúan a lo largo del fondo de valle, cerca de las zonas de llegada de las avalanchas.
- Radares situados en la vertiente opuesta a las zonas de aludes que se quieren monitorizar. Estos dispositivos permiten detectar el inicio de los ciclos de actividad. Al detectarse un alud, se activa una cámara y se obtienen imágenes al momento.
- Plataforma web donde se procesa toda la información, se muestra en un mapa y se notifica a los predictores, de forma automática, las novedades en las condiciones.
- Instalación de RACS (Remote Avalanche Control Systems) en las zonas de salida. Esta solución permite detonar explosivos a distancia en cualquier condición meteorológica. En este caso, se han instalado torres de desencadenamiento de avalanchas. Este mecanismo reduce el tiempo de desencadenamiento de 1 hora a 5 minutos.
- Instalación de más metros de redes anti aludes.
- Rehabilitación de los sistemas de defensa estática existentes (presas o bermas para atrapar o desviar los desechos de avalancha). También se han construido montículos de tierra adicionales para ayudar a evitar que las avalanchas lleguen a la carretera.
- Reparación estructural de viseras sobre la carretera.
Conclusión
Canadá en un país referente en gestión del riesgo de aludes de nieve. Aunque Rogers Pass se encuentra a poco más de 1200 m.s.n.m., el clima de la región es extremo, registrándose copiosas nevadas que dificultan el tránsito. En Arantec estamos acostumbrados a trabajar supervisando el riesgo de aludes de nieve en lugares como Pirineos. Las condiciones entre ambos lugares distan mucho, pero a nosotros siempre nos gusta aprender de los mejores.
Fuentes consultadas:
VG, Schleiss, 1989. Rogers Pass Snow Avalanche Control – Summary. Glacier National Park, British Columbia, Canada