Hace ya unos días que comenzaron a caer las primeras nevadas y las estaciones de esquí ultiman los preparativos para abrir la temporada de esquí 2019-2020. Así que vamos a contarte qué es un alud de nieve, sus consecuencias y qué soluciones tecnológicas hay para minimizar sus efectos.
Algunas cosas que debes saber sobre un alud de nieve
Aunque en la introducción ya hemos hecho una primera aproximación, una definición más ajustada podría ser la empleada por Godoy, Pedraza y Carrasco (1). De esta forma, los aludes de nieve se pueden definir como «masas de nieve que se deslizan pendiente abajo por una ruptura a partir de un plano o punto de debilidad entre capas de nieve o capa-sustrato».
Por lo general y según la superficie desplazada, el tipo de rotura y de nieve transportada, se distinguen 3 tipos de aludes:
- Alud de placa, que se produce cuando se rompe de forma brusca una placa de nieve compactada y cohesionada que presenta una débil adherencia con la capa inferior o el terreno superficial. Dentro de este tipo de aludes y tal y como señala el Institut Cartogràfic i Geològic de Catalunya, existen las denominadas placas de viento, que se forman por la acción de este meteoro en zonas de barlovento. La nieve acumulada de esta forma es la que provoca la mayor parte de los incidentes.
- Alud de nieve reciente o de nieve polvo, que suele empezar desde un punto donde se acumula nieve seca (precipitada con temperaturas netamente inferiores a los 0ºC) o húmeda (nieve caída con temperaturas cercanas a los 0 º C) poco cohesionada. Suelen ser habituales en zonas de gran pendiente (entre 17-35º) y presentan una trayectoria de V invertida. Tienen un alto poder destructivo, ya que la nieve puede alcanzar una velocidad superior a los 60 km/h.
- Alud de fusión, asociado con nevadas tardías o procesos de deshielo a medida que aumenta la temperatura atmosférica o la nieve es sustituida por la lluvia.
¿Es lo mismo un alud de nieve y una avalancha de nieve?
Alud y avalancha, en general, se pueden considerar sinónimos y en lo que resta de artículo, haremos alusión a ambos términos de manera indistinta. Pero en este punto, consideramos interesante señalar la diferencia etimológica que hay entre ambos vocablos. Al fin y al cabo, el saber no ocupa lugar.
En torno a la palabra «alud», existe cierta discusión sobre su origen real. No obstante, una de las teorías más extendidas asocia su raíz al euskera o vasco, guardando una relación directa con los términos lur (tierra) y elur (nieve) (2).
El término “avalancha”, en cambio, es de origen francés y parece ser una evolución de la palabra valanche. Este vocablo se relaciona a su vez con la palabra latina labes (caída), expresión a la que posteriormente se sumó aval (valle abajo). Es decir, desde un punto de vista etimológico, avalancha no hace ningún tipo de mención a la nieve (3).
¿Por qué y cómo se producen los aludes de nieve?
Un alud de nieve se produce, básicamente, porque las capas de nieve pierden cohesión y homogeneidad. Esta pérdida reduce la resistencia al corte del manto de nieve, favoreciendo que pueda precipitarse a favor de la pendiente.
La meteorología es uno de los principales condicionantes modificadores de las características de los cristales de hielo. Pero en la mayor o menor estabilidad del manto de nieve también se suelen tener en cuenta otros factores que recogemos en la siguiente tabla (4, 5).
Categoría | Factor | Condición crítica |
---|---|---|
Terreno | Terreno en la zona de inicio | Pendiente mayor de 28º |
Superficie | Rugosidad | |
Exposición | Radiación solar | Pendiente expuesta al sol |
Orientación de la pendiente | Pendientes a sotavento | |
Condiciones de la nieve | Nieve reciente | 0-10 cm peligro bajo 10-20 cm peligro moderado 20-40 cm peligro considerable 40-80 cm peligro alto 80-160 cm peligro muy alto |
Estratificación de la nieve | Capas intermedias débiles | |
Profundidad de la nieve | Suelo liso > 30 cm Suelo pedregoso > 60 cm |
|
Temperatura de la nieve | 0 ºC | |
Condiciones meteorológicas | Velocidad del viento | 5 m/s |
Humedad relativa | Nieve húmeda | |
Temperatura del aire | 0 ºC y más alta o -10 ºC y más baja | |
Datos históricos de aludes de nieve | ¿Avalancha desde la última tormenta? | No ha habido avalancha desde la última tormenta |
Una vez que tenemos un manto de nieve inestable y una zona en pendiente, el último ingrediente necesario es la presencia de un factor desencadenante. Así, el deslizamiento en sí puede iniciarse por
- causas naturales tales como la acumulación de más nieve, que pueden dar lugar al desprendimiento de cornisas de nieve por efecto de la gravedad; o
- la presencia de animales o personas que, al pisar o deslizarse sobre la nieve, rompen las capas de forma indirecta. Este último fue el desencadenante, por ejemplo, de un angustioso alud que arrastró a varios esquiadores en el Tuc de la Llansa, en el Valle de Arán, en febrero de 2019.
Principales afecciones de un alud de nieve
Tal y como mencionan McClung & Schaerer (6), las avalanchas de nieve, además de afectar a superficies pequeñas, se producen en zonas de montaña caracterizadas por una baja densidad de población. Así y en comparación con otros eventos tales como los terremotos o las inundaciones, el número de víctimas que puede producir un alud de nieve es mucho más reducido.
No obstante, esta circunstancia es accesoria para las personas que ven amenazadas sus propiedades o su propia integridad a consecuencia de un alud.
Las avalanchas, además de provocar víctimas mortales y heridos, también generan afecciones sobre los siguientes ámbitos o actividades:
- Vías de comunicación y medios de transporte, causando dificultades para desplazarse de forma libre. Esta consecuencia supone un elevado coste para las administraciones públicas y las compañías que deben restablecer los servicios.
- Construcción, siendo posible que se vean afectadas edificaciones o infraestructuras en estaciones de esquí.
- Turismo, pudiendo reducirse el número de visitantes en aquellas zonas propensas a sufrir aludes.
En el siguiente vídeo se puede observar la rapidez con la que una avalancha pone en riesgo varias construcciones e infraestructuras.
Cómo reducir el riesgo de las avalanchas de nieve
Evitar por completo la posibilidad de que se desencadene un alud de nieve resulta casi imposible. No obstante, y teniendo en cuenta que las zonas en las que se suceden los aludes tienden a ser recurrentes, se pueden adoptar medidas preventivas que reducen el riesgo de avalanchas espontáneas sin control.
En este sentido, tecnologías tales como los drones, el análisis de datos históricos o el uso de potentes programas de simulación se suman a las técnicas tradicionales de supervisión visual o construcción de estructuras de protección.
Sin embargo, el uso de sensores como los que ofrecemos en nuestra solución Smarty Snow es posiblemente una de las tecnologías que mejores resultados puede ofrecer. No en vano, tener datos en tiempo real sobre la meteorología y las condiciones de la nieve es esencial para pronosticar el riesgo de avalancha (7). Recientemente, además, hemos firmado un acuerdo de distribución con IAV Technologies SARL que nos permitirá incorporar a nuestro sistema de supervisión el sensor acústico Flowcapt. Este dispositivo mide la intensidad del transporte de la nieve por el viento, un parámetro clave en la formación de aludes de placa.
Conclusión
Aunque un alud de nieve no genera tantos daños como los que ocasiona un seísmo, es una amenaza latente en las zonas de montaña. De hecho, cada año se registran varias decenas de víctimas a consecuencia de las avalanchas de nieve. Esta tónica, además, experimentará en los próximos años modificaciones derivadas del calentamiento global. El motivo es que una atmósfera más cálida contiene mayor cantidad de vapor de agua. Y esta elevada humedad, si se dan las condiciones, puede precipitar en forma de nieve y dar lugar a nevadas récord.
Conocer, por tanto, qué zonas son propensas a sufrir este tipo de eventos, observar las precauciones necesarias y supervisar las condiciones climáticas y el estado de la nieve resultan fundamentales para asegurar el disfrute de los amantes de la nieve.
Fuentes consultadas:
- (1) Godoy, A. F., de Pedraza, J. & Carrasco, R. (2017). Cartografía de áreas probables de aludes y movimientos en masa: nuevas observaciones en el entorno de Pico del Lobo-Cuerda de Pinilla (Somosierra-Ayllón; Sistema Central). En VI Congreso Ibérico de la International Permafrost Association. Mieres, España, 21, 22 y 23 de junio de 2017. Disponible en https://www.researchgate.net/publication/318542687_Cartografia_de_areas_probables_de_aludes_y_movimientos_en_masa_nuevas_observaciones_en_el_entorno_de_Pico_del_Lobo-Cuerda_de_Pinilla_Somosierra-Ayllon_Sistema_Central
- (2) Saura, J.A. (2015) Nótula sobre la palabra castellana alud. Archivo de Filología Aragonesa, 71-72, 2015-2016, pp. 193-201. Disponible en https://ifc.dpz.es/recursos/publicaciones/35/64/07saurarami.pdf
- (3) ¿Es lo mismo alud que avalancha? Parte 1 (29/04/2013). Locos por la geología. web consultada el 06/11/2019. http://www.locosporlageologia.com.ar/es-lo-mismo-alud-que-avalancha-parte-1/
- (4) Dekanova, M., Duchon, F., Dekan, M., Kyzek, F., & Biskupic, M. (2018). Avalanche forecasting using neural network. 2018 ELEKTRO. doi: 10.1109/elektro.2018.8398359
- (5) Ancey C. (2001) Snow Avalanches. In: Balmforth N.J., Provenzale A. (eds) Geomorphological Fluid Mechanics. Lecture Notes in Physics, vol 582. Springer, Berlin, Heidelberg. doi: 10.1007/3-540-45670-8_13
- (6) McClung, D., & Schaerer, P. A. (2006). The avalanche handbook. 3rd ed. Seattle, WA: Mountaineers Books
- (7) Grímsdóttir, H. & Ingólfsson, Ö. (2019). Using data from automatic snow sensors for avalanche forecasting in Iceland. International Symposium on Mitigation Measures against Snow Avalanches and Other Rapid Gravity Mass Flows. Siglufjörður, Iceland, April 3–5, 2019. Disponible en https://www.vfi.is/media/utgafa/SNOW2019_conference_proceedings_web.pdf