Las nieves de principios de diciembre de 2021 hacían presagiar una temporada invernal como las de antes.
Pero hace ya varias semanas que un potente anticiclón permanece inmóvil al noroeste de la península, haciendo que las borrascas se desvíen hacia el norte. Es lo que se conoce como bloqueo anticiclónico.
Las consecuencias, una duradera estabilidad atmosférica, heladas, uno de los inicios de año hidrológico más secos de los últimos 60 años y una sucesión de fenómenos de inversión térmica que llegan con “regalo”: el incremento en los niveles de contaminación del aire.
¿Qué es una inversión térmica?
Para entender en qué consiste este fenómeno, primero necesitas entender cuál es el comportamiento normal de la atmósfera.
Cuando la atmósfera funciona en modo normal
La temperatura del aire desciende con la altitud, aproximadamente unos 6,5 ºC por cada 1000 metros. De ahí que a medida que subes una montaña, por ejemplo, la sensación de frío se acreciente. El proceso habitual discurre de la siguiente forma:
- Durante el día, el sol calienta la superficie de la Tierra. En consecuencia, el aire de la capa atmosférica más cercana al suelo aumenta su temperatura.
- Este aire pesa menos, lo que facilita su ascenso, como ocurre con los globos aerostáticos.
- A medida que asciende, el aire caliente se enfría y se vuelve más denso o pesado. Este cambio hace que la masa de aire se vea atraída por la gravedad terrestre, provocando un movimiento convectivo.
¿Qué ocurre cuando se produce una inversión térmica?
Aunque el epígrafe anterior describe el funcionamiento normal de la atmósfera, a veces sucede lo contrario.
Durante el invierno, cuando las noches son más frías y largas y, especialmente, con una atmósfera estable (cielos despejados, poco viento, etc.), los fondos de los valles registran menor temperatura que las cimas montañosas circundantes. Este fenómeno es el resultado de una capa de inversión térmica o de temperatura y resulta claramente visible porque el humo, por ejemplo, se extiende de forma horizontal, cerca del suelo.
En el siguiente tuit del Servicio Meteorológico de EE.UU. se percibe claramente una inversión térmica.
An inversion is which is when temperature warms with increasing height. Seen visually here in Washburn this morning, where the temp was -25F at the time. Rising steam didn’t make it far before it was cooler than the air around it, so it flowed down the river valley instead. #MEwx pic.twitter.com/aJu57kMJCn
— NWS Caribou (@NWSCaribou) January 21, 2022
No obstante, vamos a ver con un poco más de detalle cómo se produce esta inversión de temperatura:
- Cuando se pone el Sol, la superficie de la Tierra comienza a enfriarse, haciendo que en el aire más próximo al suelo también pierda temperatura.
- Esta capa de aire es más fría que la capa de aire directamente encima de ella. Al presentar densidades diferentes, no se pueden mezclar.
- La inversión térmica se corrige a medida que el sol calienta la superficie de la tierra, restaurando las condiciones normales de funcionamiento.
¿Cómo se relacionan inversión de temperatura y calidad del aire?
Los niveles de contaminación del aire suelen ser más elevados durante los episodios de inversión térmica. ¿Por qué? Lo hemos mencionado en el epígrafe anterior: porque las capas atmosféricas no se mezclan.
Esta situación provoca que los agentes contaminantes queden “atrapados” en el aire más cercano a la superficie terrestre, sin posibilidad de ascender y dispersarse. En las zonas urbanas, por ejemplo, las emisiones procedentes del tráfico o las calefacciones se estancan en estas capas, exponiendo a los habitantes a episodios de calidad del aire que pueden variar de regular a muy desfavorable (atendiendo a la clasificación empleada en el Índice Nacional de Calidad del Aire).
La Gran Niebla de Londres de 1952, un ejemplo «de libro» de inversión térmica
Uno de los episodios más conocidos de inversión térmica acompañada de altos niveles de contaminación es la conocida Gran Niebla (Great Smog) de Londres en 1952, 5 días que terminaron con la vida de unas 12.000 personas. La descripción que hizo en su día el corresponsal del diario ABC es impresionante:
«Estas nieblas espesas, casi sólidas, que se comen a los autobuses precedidos por un hombre de a pie con un hachón de resina en la mano; que apagan el sonido; que obligan a los «cines» a anunciar al público que «la visibilidad de la pantalla no pasa de la cuarta fila»; que suspende, como ocurrió el 8 de diciembre último una representación de La Traviata por laringitis súbita del tenor y de las dos sopranos y porque los coros no alcanzaban a divisar la batuta del maestro; que entra también en las casas y en los pulmones; que ensucia los muebles y ennegrece las ropas y la saliva, que se pega a los vidrios, a las cortinas y a los cuadros, es el azote de los cardíacos, de los asmáticos y de los que tienen los bronquios en la miseria y mueren. Mueren sin asistencia, en ocasiones, porque el médico no puede llegar a tiempo a través de ‘la manta’ que reduce el horizonte a dos yardas.»
En Diciembre de 1952 #Londres se sumergió en una letal niebla que se prolongó por 5 días
— ⚡ Nelson Valdez ⚡ (@nelvaldez) January 27, 2022
La densa niebla se mezcló con ingentes cantidades de contaminación de las industrias y chimeneas casas, aunado a una persistente inversión térmica, resultando todo ello en un círculo vicioso pic.twitter.com/I8g4H3JYb8
¿Cómo hacer frente a estos fenómenos de inversión de temperatura y alta contaminación?
Más allá de algunos proyectos un tanto arriesgados y de consecuencias desconocidas que tienen como principal objetivo controlar el clima “sembrando” nubes gracias a la inyección de yoduro de plata, lo cierto es que no hay una solución mágica que permita corregir esta situación de un plumazo.
No obstante, podemos implementar medidas como la monitorización de la calidad del aire mediante dispositivos como los que ofrecemos en Arantec y que tienen en el Smarty Air uno de sus máximos exponentes. Medir los niveles de contaminación de forma hiperlocal siempre nos va a permitir adoptar medidas que ayuden a proteger la salud de los colectivos más vulnerables, esto es, personas de edad avanzada, población infantil, personas con dolencias respiratorias o cardíacas y mujeres embarazadas.
Conclusión
Las inversiones térmicas, per se, no implican ningún riesgo para la salud humana, más allá de la sensación de frío propia del invierno.
No obstante, contribuyen a que las emisiones contaminantes de origen antropogénico queden atrapadas en las capas atmosféricas más próximas al suelo.
Monitorizar en tiempo real la calidad del aire supone disponer de información que puede ayudar a tomar las medidas más oportunas. Y cuando hablamos de proteger la salud humana, cualquier solución que podamos poner en práctica para minimizar los efectos perjudiciales de la contaminación debe ser tenida en cuenta.