A finales de marzo finalizó nuestro trabajo de vigilancia de avalanchas durante los meses del invierno en los Pirineos aragoneses. Ha sido, no cabe duda, un período extraño. La principal razón, la pandemia, que ha provocado que muchas estaciones de esquí y equipamientos turísticos se vieran abocados al cierre o mostraran una actividad mínima debido a las restricciones de movimiento. La situación sólo mejoró de forma apreciable en momentos puntuales como Semana Santa, con la temporada invernal finalizando.
Pero en lo climatológico también ha sido un invierno triste, con precipitaciones más bien escasas, temperaturas más cálidas de lo normal y notables episodios de intrusiones saharianas que han teñido las cumbres de colores rojizos.
No obstante, nadie mejor que nuestros compañeros Iban González, geólogo especialista en nieve con 6 años de experiencia en prediccción local de aludes, y Jose Antonio «Tato» Canela, ingeniero técnico de minas y técnico profesional en nieve y avalanchas de nivel 2 por la Canadian Avalanche Association (CAA) y a quien ya presentamos públicamente hace un tiempo, para hacer un balance de la temporada y darnos a conocer un poco mejor en qué consiste su labor.
¿Qué labor lleva a cabo Arantec en materia de vialidad invernal y qué zona geográfica se controla?
Iban: Nuestra tarea consiste en predecir aludes en Somport, balneario de Panticosa, pradera de Ordesa y Llanos del Hospital de Benasque. Toda la zona de trabajo se localiza en la comunidad autónoma de Aragón.
Tato: Como señala Iban, hacemos el seguimiento y estudio de la variabilidad del manto nivoso y su estabilidad. El objetivo, asegurar que las carreteras permanecen abiertas y no presentan peligro para los usuarios y trabajadores.
¿Cuánta gente forma parte del equipo? ¿Cómo se organiza?
Iban: Dentro del equipo hay diferentes funciones, tales como predictores y técnicos de campo. A comienzo de temporada nos repartimos el trabajo por turnos rotatorios. Intercambiamos las funciones si es necesario, siempre coordinados mediante el director técnico.
Tato: El equipo técnico de nivólogos de Arantec, por ejemplo, está compuesto por 5 profesionales. Las tareas se asignan según el perfil técnico de cada especialista. Ejemplo de esto, la función del director técnico, los predictores y técnicos de campo.
¿Cómo es un día de trabajo durante la temporada de vigilancia y qué preparación requiere (consulta de partes meteorológicos, etc.)?
Iban: Lo fundamental es seguir la evolución nivometeorológica, mediante análisis de modelos y estaciones meteorológicas, webcams, etc. Mediante este análisis previo, preparamos campañas de campo para analizar in situ el manto de nieve y su evolución. De este modo, podemos determinar el peligro concreto de los canales de avalancha (zonas por donde se desplazan las masas de nieve desde la zona de alimentación hasta la de acumulación) que tenemos que controlar.
Tato: Con la información que comenta Iban, elaboramos perfiles estratigráficos y test de estabilidad que complementamos con otras observaciones. Este seguimiento constituye luego la base de los boletines de peligro que trasladamos al cliente.
¿Cómo describirías la temporada que acaba de finalizar? ¿Qué destacarías de manera especial?
Iban: La temporada ha sido pobre en nieve. Tras un comienzo nivoso y frío, a mediados de enero cambió la tendencia. Las nevadas, por ejemplo, se volvieron raras y las temperaturas fueron altas para lo normal. Además, los episodios de nieve marrón que tuvimos en febrero han jugado un papel importante en la fusión rápida del manto. La situación nivosa en el Pirineo occidental, en general, se asemeja más a la primera semana de mayo de un año normal que a la primera semana de abril.
Tato: Tal y como dice mi compañero Iban, en diciembre y enero tuvimos casi 1 mes de temperaturas bajo cero y con precipitación. La temporada invernal prometía, pero han terminado siendo unos meses de invierno raros y atípicos. La estación de invierno ha destacado por la gran falta de precipitación en forma de nieve, las altas temperaturas y los grandes estratos de polvo sahariano. Estas acumulaciones de polvo y arena hacen que la nieve se fusione rápidamente. A día de hoy tenemos que ascender por encima de los 2.000 metros en orientaciones norte para alcanzar la nieve regular, cosa que hacía años que no veía en estas fechas.
En países como EEUU, la pandemia ha provocado un aumento de las actividades al aire libre, lanzando a miles de personas a la montaña durante los meses de invierno e incrementando el peligro de avalanchas. ¿Habéis apreciado una situación similar en Pirineos en los momentos en los que la movilidad no estaba restringida?
Iban y Tato: La actividad de montaña en los sitios en los que ha habido movilidad ha aumentado notablemente. Así, por ejemplo, en algunas áreas ha sido apreciable el acceso de personas sin formación ni experiencia. En los Pirineos aragonés, no obstante, la actividad ha sido notablemente inferior debido a las restricciones de movilidad impuestas. Este factor, junto la estabilidad del manto durante gran parte de la temporada, ha conllevado que los accidentes por alud en este sector de Pirineos hayan sido menores.
En marzo de 2021, el periódico La Vanguardia se hacía eco de un estudio que advertía cómo se está reduciendo la temporada de esquí en los Alpes como consecuencia del cambio climático. ¿Esos cambios son también perceptibles en Pirineos?
Iban: Sin datos en la mano, mi percepción personal en los últimos años es que las temporadas son cada vez más cortas, debido principalmente a la subida en las temperaturas. A pesar de que todos los años hay épocas frías y húmedas con nevadas, los períodos cálidos, anticiclónicos o lluvioso están aumentando.
Tato: Completamente de acuerdo con mi compañero. Durante los últimos años se aprecia una reduccion en los días totales de precipitación. Sin embargo, los episodios de lluvias y nevadas cada vez registran una mayor intensidad y fuerza. A medida que vayan pasando los años, creo que la cantidad de nieve en altitudes bajas se reducirá, incrementándose la cota como resultado de la subida de las temperaturas.
¿Cómo te gustaría que fuera la temporada que viene?
Iban: Una que empezara en noviembre y acabara en mayo. Me gustaría que hubiese grandes nevadas al inicio y alternancia de días fríos y nevadas moderadas el resto. Por soñar que no quede.
Tato: Me encantaría que fuese una temporada larga (cuanto más, mejor!!). Lo ideal, un tiempo frío que se mantuviera de principio a fin (como los inviernos de antaño). También pediría una elevada precipitación (20-30 cm a la semana), días soleados y pocos episodios de vientos fuertes. Añadir, igualmente, buenos episodios de inestabilidad y de actividad de avalanchas con capas débiles muy bien formadas y desarrolladas. Y para terminar la lista de deseos, que la temporada que viene se pueda recuperar la movilidad entre provincias. Así, al menos, se haría posible la asistencia de personas interesadas en la formación sobre la nieve y las avalanchas. Soñar es gratis.
Cerramos este balance con una selección de algunas de las imágenes que nos deja la temporada. Gracias a Iban y Tato por vuestro análisis!